30.1

En la enseñanza bíblica, el matrimonio es el compromiso mutuo de por vida entre un hombre y una mujer, y refleja el amor sacrificial de Cristo por la iglesia. Como tal, el propósito es que el matrimonio sea permanente y el divorcio es una infracción a la clara enseñanza de Cristo. Tal infracción, sin embargo, no está fuera del alcance del perdón por la gracia de Dios, cuando ésta se busca en arrepentimiento, fe y humildad. Se reconoce que a algunos se les impone el divorcio contra su voluntad o son compelidos a recurrir a él por razones de protección legal o física.

(Génesis 2:21–24; Marcos 10:2–12; Lucas 7:36–50; 16:18; Juan 7:53–8:11; 1 Corintios 6:9–11; 7:10–16; Efesios 5:25–33)