800.2

Cuando los testigos hayan pasado adelante con el niño (o niños), el ministro dirá:

MUY AMADOS: Aun cuando no sostenemos que el bautismo imparte la gracia regeneradora de Dios creemos que Cristo dio este sacramento santo como una señal y sello del nuevo pacto. El bautismo cristiano significa para este(a) niño(a) la aceptación de gracia de parte de Dios sobre la base de su gracia preveniente en Cristo y señala hacia la apropiación personal que el niño (la niña) hará de los beneficios de la expiación cuando llegue a la edad de responsabilidad moral y ejercite una consciente fe salvadora en Cristo.
Al presentar a este(a) niño(a) para el bautismo están testificando de la propia fe personal cristiana y del propósito de guiarle en su vida temprana al conocimiento de Cristo como Salvador. Para lograr este fin será el deber suyo enseñarle, tan pronto como él (ella) pueda comprender, la naturaleza y propósito de este santo sacramento, vigilar su educación para que no se extravíe, dirigir sus pies al templo, refrenarlo(a) en cuanto a malas compañías y costumbres, y hasta donde sea posible, criarlo(a) en las enseñanzas y amonestaciones del Señor.
¿Se esforzarán a hacerlo con la ayuda de Dios? Si es así, contesten: “Sí, lo haremos”.

El ministro entonces pedirá a los padres o tutores que le den el nombre del niño; después bautizará al niño, repitiendo su nombre completo y diciendo:

________________, yo te bautizo en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Pastor: Ahora les pregunto a ustedes, la congregación: ¿Prometen, como Cuerpo de Cristo, apoyar y alentar a estos padres (tutores) en el cumplimiento de su responsabilidad para con este(a) niño(a) y prometen ayudar a _______________ (nombre del niño o niña) contribuyendo en su crecimiento hacia la madurez espiritual?
Congregación: Sí.

El ministro entonces hará la siguiente oración u otra oración apropiada improvisada.

Padre celestial, humildemente te pedimos que tomes a este(a) niño(a) bajo tu amoroso cuidado. Enriquécelo(a) abundantemente con tu gracia celestial; guíalo(a) a salvo a través de los peligros de la niñez; líbralo(a) de las tentaciones de la juventud; guíalo(a) para que llegue a conocer personalmente a Cristo como su Salvador; ayúdalo(a) a crecer en sabiduría, en estatura y en gracia para contigo y los hombres y a que persevere hasta el fin. Sostén a sus padres con cuidado amoroso, para que con su sabio consejo y santo ejemplo puedan cumplir fielmente la responsabilidad que tienen contigo y con este(a) niño(a). Te lo pedimos en el nombre de Jesucristo, Señor nuestro. Amén.

807

Ministro: Ya que la mano del Señor nos ha prosperado y nos ha capacitado por su gracia y la fuerza que nos ha dado a fin de completar este edificio para la gloria de su nombre, ahora estamos en la presencia de Dios para dedicarlo al servicio de su reino.
Para la gloria de Dios nuestro Padre, de quien desciende toda buena dádiva y todo don perfecto; para la honra de Jesucristo, nuestro Señor y Salvador; y para la alabanza del Espíritu Santo, la fuente de luz, vida y poder —nuestro Santificador,
Congregación: Humildemente dedicamos este edificio, con gozo y gratitud.
Ministro: En memoria de todos los que han amado a esta iglesia y la han servido, afirmando la herencia de que ahora disfrutamos, y que ahora forman parte de la iglesia victoriosa,
Congregación: Con gratitud dedicamos este edificio (templo, escuela, salón social, etc.).
Ministro: Para adorar a Dios con oración y cantos, para predicar la Palabra, para enseñar las Escrituras y para la comunión de los santos,
Congregación: Solemnemente dedicamos esta casa de Dios.
Ministro: Para el consuelo de los que lloran, para fortalecer a los débiles, para ayudar a los que son tentados, y para dar esperanza y valor a todos los que entren en este recinto,
Congregación: Dedicamos este lugar de comunión y oración.
Ministro: Para compartir las buenas nuevas de salvación del pecado, para difundir la santidad bíblica; para instruir en justicia y para servir a nuestros semejantes,
Congregación: Reverentemente dedicamos este edificio.
Todos al unísono: Nosotros, como colaboradores juntamente con Dios, unimos nuestras manos y corazones, y dedicamos de nuevo nuestras vidas a los propósitos sublimes y santos para los que ha sido dedicado este edificio. Prometemos nuestra devoción leal, nuestra mayordomía fiel y nuestro servicio diligente con el fin de que en este lugar sea glorificado el nombre de nuestro Señor y avance su reino. En el nombre de Jesucristo Señor nuestro. Amén.

806

Después de cantar un himno apropiado, pida que el secretario lea los nombres y las posiciones de los oficiales que serán instalados. Estas personas pueden pasar al frente y permanecer de pie ante el altar de la iglesia, viendo al ministro. Entonces el ministro dirá:

Puesto que reconocemos el método divino de apartar a ciertos obreros para áreas específicas de servicio cristiano venimos en este momento a instalar a estos oficiales (y/o maestros) que han sido debidamente escogidos para servir en nuestra iglesia durante el año venidero. Consideremos las instrucciones que Dios nos da en su Santa Palabra.
“Por lo tanto, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios que presentéis vuestros cuerpos como sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro verdadero culto. No os conforméis a este mundo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál es la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta” (Romanos 12:1–2).
“Procura con diligencia presentarte a Dios aprobado, como obrero que no tiene de qué avergonzarse, que usa bien la palabra de verdad” (2 Timoteo 2:15).
“La palabra de Cristo habite en abundancia en vosotros. Enseñaos y exhortaos unos a otros con toda sabiduría. Cantad con gracia en vuestros corazones al Señor, con salmos, himnos y cánticos espirituales” (Colosenses 3:16).
“El que es enseñado en la palabra haga partícipe de toda cosa buena al que lo instruye” (Gálatas 6:6).
Llegamos ahora a este importante momento, cuando ustedes, los que están ante este altar, han de aceptar la tarea de velar por los intereses de la iglesia y Misiones Nazarenas Internacionales (MNI), la Juventud Nazarena Internacional (JNI), y Ministerios Internacionales de Escuela Dominical y Discipulado (MIEDD). Esperamos que consideren las asignaciones que ahora asumen como oportunidades especiales para servir a nuestro Señor y que encuentren gozo y bendiciones espirituales en el desempeño de sus respectivos deberes.
La tarea que aceptan no es una carga liviana, pues la marcha de la iglesia y el destino de almas están en sus manos. El desarrollo del carácter cristiano es su responsabilidad y conducir a los inconversos hacia Jesucristo es su meta más alta.
Que Dios les conceda sabiduría y fuerza mientras realizan la obra del Señor para la gloria de Él. Leamos juntos el Pacto del Obrero Cristiano y, al hacerlo, hagamos de ello un acto de compromiso personal.

PACTO DEL OBRERO CRISTIANO

In cPara corresponder a la confianza que la iglesia ha depositado en mí al elegirme para el cargo que ahora asumo, hago un pacto por el que me comprometo a:
Mantener una norma alta de vida y ejemplo cristianos, en armonía con los ideales y normas de la Iglesia del Nazareno.
Cultivar mi experiencia cristiana personal apartando cada día un tiempo definido para orar y leer la Biblia.
Estar presente en la escuela dominical, en los cultos matutino y nocturno del domingo y en el de oración durante la semana, a menos que no me sea posible.
Asistir fielmente a todas las reuniones debidamente convocadas de los diversos comités, juntas y concilios a los que haya sido o sea asignado.
Notificarle a mi supervisor o superior cuando no me sea posible llegar a una actividad a la hora señalada o desempeñar las responsabilidades de este cargo.
Leer ampliamente las publicaciones de la denominación, así como otros libros y revistas que me ayuden a cumplir mejor los deberes de mi cargo.
Procurar mi desarrollo personal y aumentar mi capacidad participando en los Cursos de Discipulado Cristiano, según tenga oportunidad.
Dedicarme a dirigir a otros a Jesucristo, manifestando un interés activo en el bienestar espiritual de otros y, apoyando y asistiendo a todas las reuniones evangelísticas de la iglesia.

El ministro ofrecerá entonces una oración apropiada. Se puede cantar un himno especial de dedicación, después del cual el ministro dirá:

Habiendo dedicado sus corazones y sus manos a la tarea de llevar adelante la misión de esta iglesia en sus asignaciones respectivas, los insta-lo en los cargos para los cuales han sido nom-brados o elegidos. Ahora ustedes constituyen una parte vital de la organización y del liderazgo de esta iglesia. Confiamos que por medio de su ejemplo, palabras y servicio diligente, sean obre-ros fructíferos en la viña del Señor.

El ministro le pedirá a la congregación que se ponga de pie y les dirigirá la palabra diciendo:

Ustedes han oído la promesa y el pacto que han hecho las personas que serán sus líderes durante el próximo año. Ahora los exhorto a que, como congregación, los apoyen con lealtad. Las cargas que hemos puesto sobre ellos hoy son pesadas y necesitarán la ayuda y las oraciones de todos nosotros. Esperamos que ustedes siempre los comprendan cuando ellos enfrenten problemas y que sean tolerantes ante sus aparentes fracasos. Estén listos a cooperar alegremente cuando ellos se lo pidan, para que, al trabajar juntos, hagamos que nuestra iglesia sea un instrumento eficaz para ganar a los perdidos para Cristo.

El ministro guiará a la congregación en una oración final, o puede pedir que la congregación repita el Padrenuestro al unísono.

805

El Superintendente de Distrito: Muy amados en Cristo, nos reunimos en este día del Señor con el propósito especial de organizar oficialmente la Iglesia del Nazareno (nombre de la iglesia). De hecho ya son iglesia, pero hoy su congregación toma un nuevo paso al aceptar los derechos, privilegios y responsabilidades de una congregación plenamente organizada en conformidad con la Constitución y la política de la Iglesia del Nazareno.
A nombre de la familia global de la Iglesia del Nazareno, los felicito por su visión, su fe y su labor diligente ya que ustedes han trabajado mano a mano y corazón a corazón para ser una comunidad de fe que vive como una auténtica expresión del reino de Dios en el mundo. Con este acto de organización, ustedes declaran su intención de compartir con la familia global de la Iglesia del Nazareno el cumplimiento de nuestra misión común de: «Hacer discípulos semejantes a Cristo en las naciones».
Tres valores medulares nos guían en esta misión:
Somos un pueblo cristiano. Nos unimos a los cristianos en todas partes en la afirmación de los credos trinitarios históricos, y valoramos profundamente nuestra herencia singular de la tradición wesleyana de la santidad. Vemos la Biblia como nuestra principal fuente de la verdad, ya que proclama a Cristo, y «todo lo necesario para nuestra salvación».
Somos un pueblo de santidad. Creemos que la gracia de Dios provee no sólo el perdón de los pecados, sino también la purificación de nuestros corazones por la fe. Con este acto de gracia del Espíritu Santo, somos santificados y capacitados para vivir una vida como la de Cristo en el mundo.
Somos un pueblo misional. Creemos que Dios nos llama a la participación en la misión del reino de la reconciliación. Hacemos esto me-diante la predicación del evangelio, por los actos de compasión y justicia, y haciendo discípulos según el modelo de Jesús.
Superintendente de Distrito al pastor (o su representante): Pastor, por favor, presente ahora aquellos que serán miembros fundadores de la Iglesia del Nazareno (nombre)
Pastor: (nombre del superintendente de distrito), tengo el honor de presentarle a los miembros fundadores de esta congregación. Los entrego a usted como hermanos y hermanas en Cristo comprometidos con nuestra misión común como miembros de la Iglesia del Nazareno.

El pastor lee los nombres y presenta a cada miembro o familia.

El Superintendente de Distrito: Hermanos y hermanas, les pido ahora que reafirmen sus votos de membresía.
¿Reconocen ustedes a Jesucristo como su Salvador personal, y reconocen que Él les salva ahora mismo?
Respuesta: Sí.
¿Reafirman ustedes la “Pactada declaración de fe de la Iglesia del Nazareno”?
Respuesta: Sí.
¿Se comprometen ustedes a entregarse a la comunión y a la obra de Dios en relación con la Iglesia del Nazareno como lo establece el Pacto del Carácter Cristiano y el Pacto de Conducta Cristiana? ¿Se esforzarán en todo para glorificar a Dios, caminando en humildad, en conversación piadosa, y servicio santo; entregando devotamente sus recursos; cumpliendo fielmente todos los medios de gracia, y, absteniéndose de todo mal, buscarán sinceramente la perfección de la santidad de corazón y de vida en el temor del Señor?
Respuesta: Lo haremos.
Superintendente de Distrito: Por lo tanto, por la autoridad que se me ha conferido como superintendente del Distrito (nombre) de la Iglesia del Nazareno, declaro a la Iglesia del Nazareno (nombre) oficialmente organizada. Bienvenidos a la familia global de congregaciones de la Iglesia del Nazareno. Que el Señor en su gran misericordia los llene diariamente de toda buena dádiva y don perfecto para hacer su voluntad y que la paz de Dios guarde sus corazones y su mente en Cristo Jesús.

804

MUY AMADOS: Nos hemos reunido hoy para dar nuestro tributo final de respeto a lo que era mortal de nuestro ser amado y amigo fallecido. A ustedes, los miembros de la familia que lamentan esta pérdida, les ofrecemos especialmente nuestra sincera y profunda condolencia. Permítannos compartir con ustedes el consuelo que la Palabra de Dios brinda para una ocasión como esta:
“No se turbe el corazón de ustedes; creen en Dios, crean también en mí. En la casa de mi Padre muchas moradas hay; si así no fuera, yo se lo hubiera dicho; voy, pues, a preparar lugar para ustedes. Y si me voy y les preparo lugar, vendré otra vez y los tomaré a mí mismo, para que donde yo esté, ustedes también estén” (Juan 14:1–3).
“Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá. Y todo aquel que vive y cree en mí, no morirá eternamente” (Juan 11:25–26).

INVOCACIÓN (en las palabras del ministro, o las siguientes):
Dios todopoderoso, Padre nuestro celestial, venimos a este santuario de dolor, dándonos cuenta de nuestra dependencia total de ti. Sabemos que nos amas y puedes cambiar aun la sombra de muerte en la luz de la mañana. Ayúdanos ahora a esperar ante ti con corazones reverentes y sumisos.
Tú eres nuestro refugio y fortaleza, oh Dios, nuestra ayuda presente en tiempos de dificultad. Impártenos tu abundante misericordia. Que los que hoy lloran encuentren en tu gracia el consuelo y el bálsamo que sana las heridas. Humildemente traemos estas peticiones en el nombre de nuestro Señor Jesucristo. Amén.

HIMNO O CANTO ESPECIAL

PASAJES APROPIADOS DE LAS ESCRITURAS:

“Bendito el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que según su gran misericordia nos hizo renacer para una esperanza viva, por la resurrección de Jesucristo de los muertos, para una herencia incorruptible, incontaminada e inmarchitable, reservada en los cielos para ustedes, que son guardados por el poder de Dios, mediante la fe, para alcanzar la salvación que está preparada para ser manifestada en el tiempo final. Por lo cual ustedes se alegran, aunque ahora por un poco de tiempo, si es necesario, tengan que ser afligidos en diversas pruebas, para que, sometida a prueba su fe, mucho más preciosa que el oro (el cual, aunque perecedero, se prueba con fuego), sea hallada en alabanza, gloria y honra cuando sea manifestado Jesucristo. Ustedes, que lo aman sin haberlo visto, creyendo en él aunque ahora no lo vean, se alegran con gozo inefable y glorioso, obteniendo el fin de su fe, que es la salvación de sus almas” (1 Pedro 1:3–9).

(Otros pasajes que se pueden usar son los siguientes: Mateo 5:3–4, 6, 8; Salmos 27:3–5, 11, 13–14; 46:1–6, 10–11.)

SERMÓN
HIMNO O CANTO ESPECIAL
ORACIÓN FINAL

* * *

EN EL CEMENTERIO

Cuando la gente se haya reunido alrededor del sepulcro, el ministro puede leer uno de los siguientes pasajes, o todos:

“Yo sé que mi Redentor vive, y que al fin se levantará sobre el polvo, y que después de deshecha esta mi piel, en mi carne he de ver a Dios. Lo veré por mí mismo; mis ojos lo verán, no los de otro” (Job 19:25–27).
“Les digo un misterio: No todos moriremos; pero todos seremos transformados, en un momento, en un abrir y cerrar de ojos, a la final trompeta, porque se tocará la trompeta, y los muertos serán resucitados incorruptibles y nosotros seremos transformados… entonces se cumplirá la palabra que está escrita: ‘Sorbida es la muerte en victoria’. ¿Dónde está, muerte, tu aguijón? ¿Dónde, sepulcro, tu victoria?, porque el aguijón de la muerte es el pecado, y el poder del pecado es la Ley. Pero gracias sean dadas a Dios, que nos da la victoria por medio de nuestro Señor Jesucristo.
“Así que, hermanos míos amados, estén firmes y constantes, creciendo en la obra del Señor siempre, sabiendo que el trabajo de ustedes en el Señor no es en vano” (1 Corintios 15:51–52, 54–58).
“Y oí una voz que me decía desde el cielo: ‘Escribe: Bienaventurados de aquí en adelante los muertos que mueren en el Señor’. Sí, dice el Espíritu, descansarán de sus trabajos, porque sus obras con ellos siguen” (Apocalipsis 14:13).

Al ser colocado el féretro en la sepultura, el ministro leerá una de las siguientes declaraciones:

Para un convertido:

Puesto que el espíritu de nuestro ser amado ha regresado a Dios quien lo dio, nosotros, por lo tanto, tiernamente depositamos su cuerpo en el sepulcro, con plena confianza y segura esperanza de la resurrección de los muertos y la vida del mundo venidero, por medio de nuestro Señor Jesucristo, quien nos dará nuevos cuerpos como su cuerpo glorioso. “Bienaventurados los que mueren en el Señor”.

Para un inconverso:

Hemos venido ahora a entregar el cuerpo de nuestro amigo al polvo del que fue formado. Su espíritu lo dejamos en manos de Dios, puesto que sabemos que el Juez misericordioso de toda la tierra hará lo correcto. Nosotros, los que quedamos aquí, dediquémonos de nuevo a vivir en el temor y en el amor de Dios, a fin de que obtengamos entrada franca en el reino celestial.

Para un niño:

Con la plena y segura esperanza de la resurrección a la vida eterna por medio de nuestro Señor Jesucristo, depositamos el cuerpo de este niño en el sepulcro. Y así como el Señor Jesús, durante su ministerio terrenal, tomó a los niños en sus brazos y los bendijo, que ahora reciba a esta querida criatura en su seno, pues, tal como Él mismo dijo, de ellos es el reino de los cielos.

ORACIÓN

Nuestro Padre celestial, Dios de toda misericordia, en este momento de dolor y angustia ponemos nuestros ojos en ti. Consuela a estas queridas personas cuyos corazones están apesadumbrados y tristes. Acompáñalos, sostenlos y guíalos en los días venideros. Concede, oh Señor, que ellos puedan amarte y servirte y obtener la plenitud de tus promesas en el mundo venidero.
“Que el Dios de paz, que resucitó de los muertos a nuestro Señor Jesucristo, el gran pastor de las ovejas, por la sangre del pacto eterno, los haga aptos en toda obra buena para que hagan su voluntad, haciendo él en ustedes lo que es agradable delante de él por Jesucristo; al cual sea la gloria por los siglos de los siglos. Amén” (Hebreos 13:20–21).

803

En el día y la hora señalados para celebrar el matrimonio, los contrayentes (después de haber cumplido con los requisitos de la ley civil y después de haber recibido el consejo y orientación apropiados del ministro) estarán de pie ante el ministro, el hombre a la derecha y la mujer a la izquierda, y el ministro dirá a la congregación:

AMADOS HERMANOS: Nos hemos reunido aquí en la presencia de Dios y de estos testigos para unir a este hombre y a esta mujer en santo matrimonio, estado honroso, instituido por Dios cuando el hombre era aún inocente, y que simboliza para nosotros la unión mística que existe entre Cristo y su iglesia. Cristo adornó y hermoseó este estado santo con su presencia y con el primer milagro que hizo en Caná de Galilea y San Pablo lo recomendó diciendo que es honroso en todos. Por tanto, no se debe contraer inconsideradamente, sino con reverencia, discreción y en el temor de Dios.
En este santo estado vienen a unirse estas dos personas.

Dirigiéndose a los contrayentes, el ministro les dirá:

_____ y _____, les requiero y encargo, estando ustedes en la presencia de Dios, que recuerden que el compromiso del matrimonio es un compromiso permanente. Dios estableció el matrimonio con el propósito de que sea de por vida y que sólo la muerte los separe.
Si guardan sin violar los votos que intercam-bian hoy y si procuran siempre conocer y hacer la voluntad de Dios, sus vidas serán bendecidas con la presencia de Él y su hogar estará en paz.

Después de la amonestación, el ministro le dirá al hombre:

(Nombre) _____, ¿quieres tomar a esta mujer por tu legítima esposa, para vivir con ella conforme a la ordenanza de Dios en el santo estado del matrimonio? ¿La amarás, la consolarás, la honrarás, la cuidarás en tiempo de enfermedad y de salud; y renunciando a todas las demás, te conservarás sólo para ella mientras los dos vivan?
Respuesta: “Sí”.

Después el ministro le dirá a la mujer:

(Nombre) _____, ¿Quieres tomar a este hombre por tu legítimo esposo, para vivir con él conforme a la ordenanza de Dios en el santo estado del matrimonio?
¿Le amarás, le honrarás, le cuidarás en tiempo de enfermedad y de salud; y renunciando a todos los demás, te conservarás sólo para él mientras los dos vivan?
Respuesta: “Sí”.

Luego el ministro preguntará:

¿Quién entrega a esta mujer para ser desposada con este hombre?
Respuesta (por el padre o quien entregue a la novia): “Yo”.

Viéndose cara a cara y tomándose de la mano derecha, el novio y la novia se dirán el uno al otro los siguientes votos. El hombre repetirá después del ministro:

Yo, _____, te tomo a ti, _____, para que seas mi legítima esposa; para vivir unidos desde este día en adelante, para bien o para mal, en riqueza y en pobreza, en enfermedad y en salud; para amarte y cuidarte, hasta que la muerte nos separe, de acuerdo con la santa ordenanza de Dios; y en prueba de ello te empeño mi fe.

La mujer repetirá después del ministro:

Yo, _____, te tomo a ti, _____, para que seas mi legítimo esposo; para vivir unidos desde este día en adelante, para bien o para mal, en riqueza y en pobreza, en enfermedad y en salud; para amarte y cuidarte, hasta que la muerte nos separe, de acuerdo con la santa ordenanza de Dios; y en prueba de ello te empeño mi fe.

Si se desea, se puede llevar a cabo la ceremonia del anillo en este punto. El ministro recibe el anillo de manos del padrino y, a su vez, se lo entrega al novio. Al poner éste el anillo en el dedo de la novia, repetirá después del ministro:

Te doy este anillo como prenda de mi amor y como voto de mi fidelidad constante.

Repítase esta ceremonia si la novia entrega anillo al novio.
Entonces la pareja se arrodillará y el ministro ofrecerá la siguiente oración, o bien la que él improvise:

Dios eterno, Creador y conservador del género humano, dador de toda gracia espiritual, autor de la vida eterna bendice a estos siervos tuyos, este hombre y esta mujer, a quienes en tu nombre bendecimos a fin de que, como Isaac y Rebeca que vivieron fielmente juntos, así estos cónyuges cumplan y guarden siempre los votos y promesas que se han hecho el uno al otro y que continúen en amor y en paz juntos, mediante Jesucristo nuestro Señor. Amén.

Entonces el ministro dirá:

Por cuanto este hombre y esta mujer han consentido en su santo matrimonio y lo han testificado delante de Dios y de estos testigos y lo han manifestado por la unión de las manos, los declaro esposo y esposa en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. “Lo que Dios juntó no lo separe el hombre”. Amén.

El ministro añadirá su bendición:

Que Dios el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo los bendiga, preserve y guarde; que el Dios misericordioso les conceda su favor y los llene de toda bendición espiritual y gracia. Y que vivan juntos en esta vida de tal manera que en el mundo venidero gocen de la vida eterna. Amén.

El ministro puede concluir con una oración y/o bendición improvisada. (30.2, 530.7, 531.2, 532.1, 536.16)

801

Las personas que deseen ser recibidas como miembros pasarán al frente y, cuando estén de pie ante el altar de la iglesia, el pastor les dirá lo siguiente:

MUY AMADOS: Los privilegios y las bendiciones que gozamos al unirnos en la iglesia de Jesucristo son muy sagrados y preciosos.
En ella se encuentra una comunión tan santa que no se puede experimentar de otra manera. Sólo en la iglesia se recibe la ayuda de la atención y el consejo fraternal.
En ella se da el cuidado piadoso de los pastores, con las enseñanzas de la Palabra de Dios y la inspiración provechosa del culto congregacional. La iglesia propicia la cooperación en el servicio a los demás, efectuando lo que de otra manera no se puede efectuar. Las doctrinas fundamentales de la iglesia tocante a la experiencia cristiana son breves:

Nota: El ministro puede escoger una de las siguientes opciones de credo.

800.4

(Ritual para madre, padre o tutor soltero o solo)

Cuando la madre, el padre o el tutor haya pasado adelante con el niño (o niños), el ministro dirá:

“Entonces le fueron presentados unos niños para que pusiera las manos sobre ellos y orara; pero los discípulos los reprendieron. Entonces Jesús dijo: ‘Dejen a los niños venir a mí y no se lo impidan, porque de los tales es el reino de los cielos’” (Mateo 19:13–14).
Al presentar a este(a) niño(a) para que sea dedicado(a) no sólo indica su fe en la religión cristiana, sino también el deseo de que él (ella) conozca y siga la voluntad de Dios en su temprana edad, que viva y muera cristianamente y que llegue a la felicidad perdurable.
Para lograr este fin santo será su deber como padre (madre, tutor) enseñarle a temer a Dios en su temprana edad; vigilar su educación para que no se extravíe; dirigir su mente juvenil a las Sagradas Escrituras y sus pies al templo; refrenarlo(a) en cuanto a malas compañías y costumbres; y hasta donde sea posible, criarlo(a) en las enseñanzas y amonestaciones del Señor.
¿Se esforzará a hacerlo con la ayuda de Dios? Si es así, responda: “Sí, lo haré”.
Pastor: Ahora les pregunto a ustedes, la congregación: ¿Prometen, como Cuerpo de Cristo, apoyar y alentar a este padre (madre, tutor) en el cumplimiento de su responsabilidad para con este(a) niño(a) y prometen ayudar a _____ (nombre del niño o niña) contribuyendo en su crecimiento hacia la madurez espiritual?
Congregación: Sí.
Pastor: Nuestro amante Padre celestial, aquí y en este momento te dedicamos a _____ en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

El ministro entonces hará la siguiente oración u otra oración apropiada improvisada.

Padre celestial, humildemente te pedimos que tomes a este(a) niño(a) bajo tu amoroso cuidado. Enriquécelo(a) abundantemente con tu gracia celestial; guíalo(a) a salvo a través de los peligros de la niñez; líbralo(a) de las tentaciones de la juventud; guíalo(a) para que llegue a conocer personalmente a Cristo como su Salvador; ayúdalo(a) a crecer en sabiduría, estatura y en gracia para contigo y los hombres y a que persevere hasta el fin. Sostén a su padre (madre, tutor) con cuidado amoroso, para que con su sabio consejo y santo ejemplo pueda cumplir fielmente la responsabilidad que tiene contigo y con este(a) niño(a). Te lo pedimos en el nombre de Jesucristo, Señor nuestro. Amén.

800.3

Cuando los padres o tutores hayan pasado adelante con el niño (o niños), el ministro dirá:

“Entonces le fueron presentados unos niños para que pusiera las manos sobre ellos y orara; pero los discípulos los reprendieron. Entonces Jesús dijo: ‘Dejen a los niños venir a mí y no se lo impidan, porque de ellos es el reino de los cielos’” (Mateo 19:13–14).
Al presentar a este(a) niño(a) para que sea dedicado(a) no sólo indican su fe en la religión cristiana, sino también su deseo de que él (ella) conozca y siga la voluntad de Dios en su temprana edad, que viva y muera cristianamente, y que llegue a la felicidad perdurable.
Para lograr este fin santo será su deber como padres (tutores) enseñarle a temer a Dios en su temprana edad; vigilar su educación para que no se extravíe; dirigir su mente juvenil a las Sagradas Escrituras y sus pies al templo; refrenarlo(a) en cuanto a malas compañías y costumbres; y hasta donde sea posible, criarlo(a) en las enseñanzas y amonestaciones del Señor.
¿Se esforzarán a hacerlo con la ayuda de Dios? Si es así, respondan: “Sí, lo haremos”.
Pastor: Ahora les pregunto a ustedes, la congregación: ¿Prometen, como Cuerpo de Cristo, apoyar y alentar a estos padres (tutores) en el cumplimiento de su responsabilidad para con este(a) niño(a) y prometen ayudar a _______________ (nombre del niño o niña) contribuyendo en su crecimiento hacia la madurez espiritual?
Congregación: Sí.
Pastor: Nuestro amante Padre celestial, aquí y en este momento te dedicamos a ________________ en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

El ministro entonces hará la siguiente oración u otra oración apropiada improvisada.

Padre celestial, humildemente te pedimos que tomes a este(a) niño(a) bajo tu amoroso cuidado. Enriquécelo(a) abundantemente con tu gracia celestial; guíalo(a) a salvo a través de los peligros de la niñez; líbralo(a) de las tentaciones de la juventud, guíalo(a) para que llegue a conocer personalmente a Cristo como su Salvador; ayúdalo(a) a crecer en sabiduría, en estatura y en gracia para contigo y los hombres y a que persevere hasta el fin. Sostén a sus padres con cuidado amoroso, para que con su sabio consejo y santo ejemplo puedan cumplir fielmente la responsabilidad que tienen contigo y con este(a) niño(a). Te lo pedimos en el nombre de Jesucristo, Señor nuestro. Amén.

800.1

MUY AMADOS: El bautismo es la señal y el sello del nuevo pacto de gracia y San Pablo da fe de este significado al escribir lo siguiente en su epístola a los Romanos:
“¿O no saben que todos los que hemos sido bautizados en Cristo Jesús, hemos sido bautizados en su muerte?, porque somos sepultados juntamente con él para muerte por el bautismo, a fin de que como Cristo resucitó de los muertos por la gloria del Padre, así también nosotros andemos en vida nueva. Si fuimos plantados juntamente con él en la semejanza de su muerte, así también lo seremos en la de su resurrección” (Romanos 6:3–5).
La más antigua y sencilla declaración de la fe cristiana en la cual ahora vienen a ser bautizados es el Credo de los Apóstoles, que dice así:
“Creo en Dios Padre Todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra;
“Y en Jesucristo, su único Hijo, Señor nuestro; que fue concebido del Espíritu Santo, nació de la virgen María, padeció bajo Poncio Pilato; fue crucificado, muerto y sepultado; descendió al infierno y al tercer día resucitó de entre los muertos; subió al cielo, y está sentado a la diestra de Dios Padre Todopoderoso. Y desde allí vendrá al fin del mundo a juzgar a los vivos y a los muertos.
“Creo en el Espíritu Santo, la Santa Iglesia Universal, la comunión de los santos, el perdón de los pecados, la resurrección del cuerpo y la vida perdurable”.
¿Desean ser bautizados en esta fe? Si es así, contesten: “Sí”.
Respuesta: “Sí”.
¿Reconocen a Jesucristo como su Salvador personal y están seguros en este momento de que Él los salva?
Respuesta: “Sí”.
¿Obedecerán la santa voluntad de Dios y guardarán sus mandamientos andando en ellos todos los días de sus vidas?
Respuesta: “Sí”.

El ministro, repitiendo el nombre completo de la persona y usando la forma de bautismo preferida —aspersión, afusión o inmersión— dirá:

___________, yo te bautizo en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.