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MUY AMADOS: El bautismo es la señal y el sello del nuevo pacto de gracia y San Pablo da fe de este significado al escribir lo siguiente en su epístola a los Romanos:
“¿O no saben que todos los que hemos sido bautizados en Cristo Jesús, hemos sido bautizados en su muerte?, porque somos sepultados juntamente con él para muerte por el bautismo, a fin de que como Cristo resucitó de los muertos por la gloria del Padre, así también nosotros andemos en vida nueva. Si fuimos plantados juntamente con él en la semejanza de su muerte, así también lo seremos en la de su resurrección” (Romanos 6:3–5).
La más antigua y sencilla declaración de la fe cristiana en la cual ahora vienen a ser bautizados es el Credo de los Apóstoles, que dice así:
“Creo en Dios Padre Todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra;
“Y en Jesucristo, su único Hijo, Señor nuestro; que fue concebido del Espíritu Santo, nació de la virgen María, padeció bajo Poncio Pilato; fue crucificado, muerto y sepultado; descendió al infierno y al tercer día resucitó de entre los muertos; subió al cielo, y está sentado a la diestra de Dios Padre Todopoderoso. Y desde allí vendrá al fin del mundo a juzgar a los vivos y a los muertos.
“Creo en el Espíritu Santo, la Santa Iglesia Universal, la comunión de los santos, el perdón de los pecados, la resurrección del cuerpo y la vida perdurable”.
¿Desean ser bautizados en esta fe? Si es así, contesten: “Sí”.
Respuesta: “Sí”.
¿Reconocen a Jesucristo como su Salvador personal y están seguros en este momento de que Él los salva?
Respuesta: “Sí”.
¿Obedecerán la santa voluntad de Dios y guardarán sus mandamientos andando en ellos todos los días de sus vidas?
Respuesta: “Sí”.

El ministro, repitiendo el nombre completo de la persona y usando la forma de bautismo preferida —aspersión, afusión o inmersión— dirá:

___________, yo te bautizo en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.