21.2

SEGUNDO. Evitando toda clase de mal, lo que incluye:
(1) Tomar el nombre de Dios en vano (Éxodo 20:7; Levítico 19:12; Santiago 5:12).
(2) Profanar el Día del Señor al participar en actividades seculares innecesarias, dedicándose, por lo tanto, a prácticas que nieguen su santidad (Éxodo 20:8–11; Isaías 58:13–14; Marcos 2:27–28; Hechos 20:7; Apocalipsis 1:10).
(3) Inmoralidad sexual, como relaciones premaritales o extramaritales, relaciones sexuales entre personas del mismo género, perversión en cualquier forma, libertinaje sexual, y conducta impropia (Génesis 19:4–11; Éxodo 20:14; Levítico 18:22; 20:13; Mateo 5:27–32; Romanos 1:26–27; 1 Corintios 6:9–11; Gálatas 5:19; 1 Tesalonicenses 4:3–7; 1 Ti-moteo 1:10).
(4) Hábitos o prácticas que se sabe son nocivos al bienestar físico y mental. Los cristianos deben considerarse templos del Espíritu Santo (Proverbios 20:1; 23:1–3; 1 Corintios 6:17–20; 2 Corintios 7:1; Efesios 5:18).
(5) Reñir, devolver mal por mal, chismear, calumniar, diseminar conjeturas injuriosas al buen nombre de otros (2 Corintios 12:20; Gálatas 5:15; Efesios 4:30–32; Santiago 3:5–18; 1 Pedro 3:9–10).
(6) Defraudar, tomar ventaja al comprar y vender, dar falso testimonio, y semejantes obras de las tinieblas (Levítico 19:10–11; Romanos 12:17; 1 Corintios 6:7–10).
(7) Dejarse dominar por el orgullo en el vestir o en la conducta. Nuestra feligresía debe vestirse con la sencillez y modestia cristianas que convienen a la santidad (Proverbios 29:23; 1 Timoteo 2:8–10; Santiago 4:6; 1 Pedro 3:3–4; 1 Juan 2:15–17).
(8) Música, literatura y diversiones que deshonran a Dios (1 Corintios 10:31; 2 Corintios 6:14–17; Santiago 4:4).