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Creemos que la creación de la raza humana a la imagen de Dios incluyó la capacidad de decidir entre el bien y el mal y que, por tanto, los seres humanos fueron hechos moralmente responsables; que a través de la caída de Adán ellos se tornaron depravados, de tal modo que ahora no pueden, por sí mismos y por sus capacidades y obras, volver a la fe e invocar a Dios. Pero también creemos que la gracia de Dios, por medio de Jesucristo, se concede gratuitamente a todas las personas, capacitando a todos los que quieran, para volverse del pecado a la justicia, para creer en Jesucristo y recibir perdón y limpieza del pecado, y para seguir las buenas obras agradables y aceptables ante Él. Creemos que todas las personas, aunque posean la experiencia de la regeneración y de la entera santificación, pueden caer de la gracia y apostatar y, a menos que se arrepientan de sus pecados, se perderán eternalmente y sin esperanza.

(Semejanza divina y responsabilidad moral: Génesis 1:26–27; 2:16–17; Deuteronomio 28:1–2; 30:19; Josué 24:15; Salmos 8:3–5; Isaías 1:8–10; Jeremías 31:29–30; Ezequiel 18:1–4; Miqueas 6:8; Romanos 1:19–20; 2:1–16; 14:7–12; Gálatas 6:7–8
Incapacidad natural: Job 14:4; 15:14; Salmos 14:1–4; 51:5; Juan 3:6a; Romanos 3:10–12; 5:12–14, 20a; 7:14–25
Don de gracia y obras de fe: Ezequiel 18:25–26; Juan 1:12–13; 3:6b; Hechos 5:31; Romanos 5:6–8, 18; 6:15–16, 23; 10:6–8; 11:22; 1 Corintios 2:9–14; 10:112; 2 Corintios 5:18–19; Gálatas 5:6; Efe-sios 2:8–10; Filipenses 2:12–13; Colosenses 1:21–23; 2 Timoteo 4:10a; Tito 2:11–14; Hebreos 2:1–3; 3:12–15; 6:4–6; 10:26–31; San-tiago 2:18–22; 2 Pedro 1:10–11; 2:20–22)

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Creemos que la justificación es aquel acto benigno y judicial de Dios, por el cual Él concede pleno perdón de toda culpa, la remisión completa de la pena por los pecados cometidos y la aceptación como justos de los que creen en Jesucristo y lo reciben como Salvador y Señor.