16.2

Creemos que a los que son salvos por creer en Jesucristo nuestro Señor y le siguen en obediencia se les asegura la vida gloriosa y eterna; y que los que permanezcan impenitentes hasta el fin, sufrirán eternamente en el infierno.

(Génesis 18:25; 1 Samuel 2:10; Salmos 50:6; Isaías 26:19; Daniel 12:2–3; Mateo 25:31–46; Marcos 9:43–48; Lucas 16:19–31; 20:27–38; Juan 3:16–18; 5:25–29; 11:21–27; Hechos 17:30–31; Romanos 2:1–16; 14:7–12; 1 Corintios 15:12–58; 2 Corintios 5:10; 2 Tesalo-nicenses 1:5–10; Apocalipsis 20:11–15; 22:1–15)

17

La iglesia de Dios se compone de todas las personas espiritualmente regeneradas, cuyos nombres están escritos en el cielo.

18

Las iglesias particulares han de componerse de tales personas regeneradas que, por autorización providencial y por la dirección del Espíritu Santo, se asocian para tener comunión y ministerios santos.

20.1

En un solo Dios —el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo.